CRÓNICA ONÍRICA.

**Siniestra Nostram** Jue Ago 12, 2010 8:06 am

Un Stalker me mira,
me angustia e irrita.
No recuerdo cuando fue que la niebla
desentrañó lo irreal e inexplicable;
pero se que huí de él
evaporando el tiempo,
quebrando el espacio denso,
porque en otros momentos
frotó la frontera de mi locura,
penetrando en las comitivas de mi sangre.

Un Stalker me mira.
Se da la espalda,
cierra sus ojos,
y me mira;
continúa acercándose.
Allí está de nuevo,
entrando en mis totalizados pensamientos.
Siento miedo.

Bienvenida, amada mía,
asienta los pies en tu morada
porque ahora es que comienza la gloria.
Aquí generaciones de fantasmas
han plantado tus ojos y alas
con la alegría de las crisálidas
asistidas en su última metamorfosis;
lo han hecho todas tus mañanas.

Y por cada una de tus tardes,
cuando están como las flores sin vida
influídos por el silencio quejoso
y el soplido del viento, ellos preparan tu partida.
¡No sabes cuántos días te encerré
en éste huevo apócrifo!
¡Cuántas personas recitaron en tus orejas
que sólo penetran la mente de los locos!
Esos confetis de carne y huesos que tanto te aterran,
y te va consumiendo la vida,
si es que aún la conservas... (Risas malvadas).

Ahora que estamos cara a cara
y moviéndonos en cámara lenta,
mira mi rostro contorsionado
que te revela mi esencia de burlón
de final dramático, de engaño.
Ya no eres mi verdugo,
porque el papel de víctima mutó de rol.

Y aquí estamos, callando en la jaula del tiempo,
registrando en el destino el grado absoluto
y el desafío de tus tormentos;
pero sin revancha,
porque mi camino es la vida,
y el dolor de los demás es que no he muerto. (Histéricas sonrisas).

Tal vez esté nadando en cínicas aguas,
tratando de divisar alguna orilla
que me saque de ésta escena ridícula,
que me lleve a su resguardo de una estampida;
pero el tiempo quema mis brazos,
arruina mi nado, y yo me encuentro perdida.

Tú perteneces a mi mundo,
eres mía, yo soy tu único mundo.
Aquí está tu silla de Reina,
ya los peones ganaron la guerra
de tu melancolía.
Tú eres mía.
Guardé con recelo cada una de tus máscaras,
los espectros las cosían una y otra vez en tu rostro
por las noches, mientras dormías.
Aquí estan mis sonrisas por este mundo,
mi entrega a ti, mientras huías;
ya has escapado demasiado,
y tu muerte es un hecho, mi vida.

Todas esas máscaras
de confetis sin vidas
ya no necesito exhibirlas para ti.
Ahora nos queda vernos
en los laberintos de la vida,
porque ni tu trono quiero,
ni la angustia motiva mi miedo.
Yo evolucioné.

Y si no es suficiente mi fundamento
por alejarme de ti, hombre malvado y cruel,
te mato y remato dos veces
sólo para que me dejes en paz,
porque no estamparás tu legado en mí,
al menos no ésta vez.

Fin.

Siniestra Nostram.