MUERTE DULCE, ANSIADA VIDA.

Cada noche juego con las nubes
luego del residuo del fantástico ocaso,
y en el fracaso inoportuno de mis vasos
el insomnio gira a noches de embriago.

Perdida en los días pérfidos quedo
atemorizada del vértigo buhedo,
que me quema las arrugas
cuando sutilmente las desenredo.

El llanto corporal queda al pedo
y desviado en éstos vasos,
que me inyectan gloria por día
aunada desprovista y lista,
en mi torpedo escaso.

Embriagaré mis sueños ansiados
de vino, cerveza y centeno;
ardientes mis pesares confesados
en estetores crepitantes gracias a mi esmero.

Gélidas noches me encaminan
a la esfera de los irreparables,
a la isla de las cárcavas finas,
cínica tragedia calurosa y potable
de mi esperada muerte dulce
ahogada en mis melancólicos vasos,
ansiosos de comenzar lo que es la verdad,
pero esta vez sin mentiras
y con suma veracidad.

Foso común de arpías perdidas
por robarme las noches
y convertirlas en indignos días.
Pasaré de la muerte a la vida
profunda alegría y sabia vía,
de mi libertad, hecha realidad
de mi ansiada felicidad.

Algún día seré libre de verdad.

Siniestra Nostram.